Comprensión de los fibromas: síntomas y opciones de tratamiento
Entendiendo los fibromas
Los fibromas son una causa frecuente de sangrado vaginal irregular y dolor pélvico; éstos pueden provocar abortos espontáneos o infertilidad según su ubicación. Se clasifican en tres tipos: submucosos (dentro de la cavidad uterina), intramurales (dentro de la pared uterina) o serosos (en la superficie exterior del útero). Estos tumores benignos surgen de las células del músculo liso del útero y rara vez se transforman en sarcomas malignos. Pueden variar en tamaño desde tan pequeños como un guisante hasta tan grandes como un feto de 30 semanas. Si bien su tamaño es significativo, su ubicación es el factor más crítico para determinar los síntomas y guiar las opciones de tratamiento. La ecografía sigue siendo el método más utilizado para su diagnóstico y tratamiento.
Sintomatología e impacto en la fertilidad
Los fibromas pueden provocar síntomas como dolor pélvico, sangrado abundante e irregular, frecuencia o urgencia urinaria y otros trastornos gastrointestinales. Tanto el tamaño como la ubicación de los fibromas influyen significativamente en la variedad de síntomas. La dispareunia o dolor durante las relaciones sexuales también es común en tipos específicos de fibromas.
Nuestro principio rector para evaluar el impacto sobre la infertilidad es el mantra: “ubicación, ubicación, ubicación”. Si un fibroma altera el revestimiento del endometrio, puede provocar abortos espontáneos y dificultar la implantación, lo que a menudo provoca problemas de sangrado más graves. Es posible que los fibromas intramurales no requieran intervención a menos que exista la preocupación de que su crecimiento durante el embarazo pueda provocar un parto prematuro o la pérdida del embarazo. Los fibromas serosos pueden causar dolor. Esto se debe a la presión y al “frotamiento” de otras superficies de la pelvis. Puede producirse un aumento de las adherencias tubáricas, lo que indirectamente puede causar infertilidad. Estos factores y síntomas suelen guiar el enfoque del tratamiento.
Opciones de tratamiento
Si la fertilidad no es un objetivo, se pueden utilizar técnicas de extirpación o ablación. Los métodos comunes incluyen la embolización de los fibromas a través de catéteres dirigidos a las arterias uterinas, o el uso de ultrasonido de alta frecuencia, lo que hace que los fibromas se reduzcan y detengan su crecimiento. Esto puede aliviar el dolor y los problemas de sangrado, pero comprometerá la fertilidad. Los médicos pueden recetar medicamentos que inducen un estado menopáusico temporal en las mujeres para reducir temporalmente los fibromas, más comúnmente con el medicamento Depo-Lupron. Aunque este enfoque alivia eficazmente los síntomas, no es una solución a largo plazo ya que los fibromas volverán a crecer una vez que finalice el tratamiento.
Intervenciones quirúrgicas y consideraciones de fertilidad
Factores genéticos y ambientales
Los fibromas surgen de una mutación genética que frecuentemente involucra al cromosoma 12. Estas mutaciones pueden identificarse en los propios fibromas, aunque generalmente no afectan las células normales del músculo liso uterino. Una predisposición genética subyacente o una mutación específica en una célula del músculo liso pueden iniciar el desarrollo de fibromas. La vitamina D se ha relacionado con la reducción de la tasa de crecimiento de los fibromas y el mantenimiento de niveles adecuados de esta vitamina pueden ayudar a prevenir su desarrollo. Curiosamente, los fibromas son más comunes en mujeres con tonos de piel más oscuros, un fenómeno históricamente atribuido a factores genéticos. Sin embargo, la correlación con la vitamina D, sintetizada mediante la exposición al sol, sugiere una explicación alternativa.
Evaluación integral de fertilidad en Damien Fertility Partners
Además de los síntomas antes mencionados, los pacientes con fibromas pueden experimentar dolor intenso y sangrado, lo que provoca complicaciones importantes como anemia y la posible necesidad de transfusiones de sangre de emergencia. Durante el embarazo, los riesgos de pérdida del segundo trimestre, desprendimiento de placenta, restricción del crecimiento fetal y parto prematuro son consideraciones cruciales.